No recomendable
No recomendamos para nada escoger este catering para una boda. Como leemos en más reseñas, una pena no haber profundizado en ellas antes, hay bastante gente descontenta con este catering, y siempre señalando los mismos motivos, sobre todo, el trato con su responsable, y la falta de empatía en muchas situaciones.
Aunque en la reunión previa a la contratación del servicio muestran su adaptabilidad a los requisitos de los novios, esto parece convertirse en un espejismo a medida que avanzan los meses, teniendo además que aguantar hasta una semana antes de la boda la insistencia de comentarios como: “llevamos muchos años haciendo esto” o “creemos que os estáis equivocando”, dando así a entender que, para ellos, todas las bodas son iguales en términos de duración, perfil de las personas invitadas, logística del evento … Sobre todo, comentarios desafortunados por parte del encargado del catering, cuyo trato hacia nosotros dejaba mucho que desear. Sigo recordando el momento en el que me aseguraba “querer que todo salga bien a pesar de que no fuésemos de Córdoba”…
Podría extenderme mucho sobre la cantidad de comentarios y detalles que no nos gustaron durante el proceso de organización con ellos, desde la prueba de menú hasta las reuniones para organizar cada punto del evento; pero creo más conveniente enumerar cada uno de los puntos que se trataron en todas las reuniones con ellos, y que, pese a mostrar su conformidad, aunque a veces pareciese no gustarles, no se llevaron a cabo de la manera acordada.
Algunos son importantes, otros menos, pero desde luego que todo suma, y más después de pagar por un servicio una cantidad de dinero tan importante. Por cierto, todo ello sin ofrecer ningún contrato que dé garantías ante estas situaciones.
• Uno de los aspectos en los que más insistimos desde la prueba de menú, fue el hecho de tomar el punto de la carne a los invitados. Algo nada descabellado teniendo en cuenta que se trata de una buena materia prima y que es uno de los platos que encarecen el precio final por comensal. Habiendo acordado que así se haría, el día del evento no se realizó, saliendo la mayoría de los platos con la carne pasada. Algo que ellos niegan, tanto como que se acordase que se fuese a pedir el punto, como que saliese pasada. La semana antes del evento repasamos todos los aspectos que para nosotros eran importantes, y aunque nos quedamos tranquilos con su respuesta, vimos que finalmente hicieron lo que quisieron. Por cierto, los plantos llegaban presentados de forma diferente, algunos con salsa, otros sin ella…
• Otro punto que encarece el precio final por comensal es la recena. Al haber un autobús que salía a las 4AM de la finca y otro a las 6:30AM, acordamos con ellos que la recena saldría escalonada para que todos los invitados se fuesen con algo de comida en el cuerpo. De igual manera, pese a confirmarnos que así sería, hicieron lo que les pareció oportuno. La recena salió a las 5:30 AM, y muchos comensales se fueron en el autobús anterior preguntando por ella. Pese a admitir su error, no ofrecen ningún tipo de compensación al respecto, algo que sería lógico teniendo en cuenta que la recena la probó un 30% de la boda, pero se cobró al 100%.
• Desde el primer momento, dejamos clara nuestra prioridad de hacer un cocktail “largo”, de 1:30H. Ante este hecho, nos encontramos con la insistencia del encargado durante todas las reuniones en hacerlo de 45 minutos, algo a lo que nos negamos y que nos sorprendió bastante. Por ello, tuvimos que aguantar sus comentarios hasta la semana antes de la boda, diciéndonos que ellos siempre lo hacen así y que por su experiencia creen que es lo mejor. Casualmente, a los invitados se les terminó haciendo corto el cocktail; no quiero imaginar si llegamos a hacerlo en la mitad de tiempo como ellos nos insistían. Por cierto, para poder alargar la duración del cocktail, y pese a tener ya elegidos 14 aperitivos, nos hicieron seleccionar más, encareciendo el precio final por comensal.
• En relación al cocktail, también nos aseguran que habría un personal del servicio pendiente de que los novios puedan probar la mayoría de aperitivos. Y que, de igual manera, a la mesa presidencial le reservarían un plato de jamón (por el que tuvimos que pagar un suplemento al llevarlo nosotros y no acogernos al que ofrecen). Pues ni lo uno, ni lo otro. Al estar a otros asuntos, saludando a invitados y con las fotos, sólo probamos 2 aperitivos y, por supuesto, nada de jamón a la mesa presidencial. Otra promesa incumplida.
• Se les pidió que por favor hubiese cerveza en la barra libre, ya que muchos de nuestros invitados es la única bebida que consumen. De igual manera, nos confirmaron que así sería. Nada más lejos de la realidad: el día del evento a las 2 horas de comenzar la barra libre se quedan sin cerveza que ofrecer. Un punto más en el que fallan, sabiendo que para los novios era importante.
• Similar a esto, o incluso más grave, el tema del vino. Escogimos un vino Emilio Moro que presentan a la mayoría de las mesas, así como durante el Cocktail. Sin embargo, además de este vino, se sacaron otras botellas sin la D.O., sin haberlo comentado con nosotros previamente.
• Cero adaptabilidad a posibles cambios en la semana de la boda en cuanto al número de invitados. Cierran la proforma una semana antes y no admiten ni siquiera un +- 3 como en otros caterings, teniendo que abonar el total acordado. Saben que la semana de antes suele caer alguien, pero para ellos es prioritario cobrar dos o tres comensales más antes que ofrecer esa garantía. En nuestro caso, por Covid y otros asuntos, cayeron 6 personas. Y pese a llamarles el mismo día para que reorganizasen las mesas para que no quedaran platos libres, y se distribuyeran uniformemente las sillas de cada mesa, nos encontramos que quedaron platos puestos y mesas con la mitad del espacio libre. Se ve que atienden la petición, pero, una vez más, ¿se les olvida?
• Otro punto en el que no cumplieron su palabra fue el hecho de acotar todo el espacio de la barra libre. Al ser una zona muy amplia, la semana antes del evento, reunidos presencialmente con ellos en la finca, acordamos acotar la zona con algunas mesas y sillas para que no diese la sensación de quedar el espacio “vacío”. Nos confirman que así será, y que tiene todo el sentido del mundo, por lo que no deberíamos preocuparnos. Para nuestra sorpresa, o ya no tan sorpresa después de todo lo que hemos comentado, decidieron poner las mesas en un rincón del espacio, sin delimitar en absoluto toda la zona de baile y barra libre. Al final, aquello que queríamos evitar, acabó sucediendo. Y todo por no cumplir con la palabra que nos habían dado.
• En cuanto a los detalles para los invitados, en nuestro caso pequeñas botellas de aceite, nos reprochan que nos hacen un favor al colocarlos en las mesas, algo que no es su labor. Para aguantar reproches, informadlo desde el principio y nos ahorramos situaciones desagradables. Por otra parte, a dos personas les pusimos un detallito especial y les hicimos un mapa para que supiesen donde colocarlo. Pues ni si quiera eso: se equivocaron de mesas y las pusieron en mesas erróneas.
• Confirman que el personal de limpieza de baños y zona de barra libre está incluido en su presupuesto. Sin embargo, la dueña de la finca donde celebramos la boda nos comenta que durante el cocktail les pregunta por esta persona, y le confirman que se ha puesto enferma y no ha podido acudir. El catering sabía que la finca nos ofrece también este servicio, por el que finalmente, y como es lógico, tuvimos que abonar un importe.
Por todos estos puntos, a los que responden de forma defensiva y con reproche, insistimos en la recomendación de no contar con este catering para una boda. Y mucho menos si pensáis celebrarla en un lugar ajeno a su balneario. Nos hubiese encantado que alguien nos hubiese contado más sobre ellos antes de haber contado con sus servicios, y por ello mismo dedico este tiempo para que a nadie más le ocurra una situación similar.