La boda de Oriol y Laura en Castellar Del Valles, Barcelona
Al aire libre Primavera Granate
O&L
21 Abr, 2019El día de nuestra boda
¡La verdad es que fue todo genial! Después de tantos nervios, tantas horas de organización, intentando cuadrar los pequeños detalles, las mesas, las horas, que todos cojan el autocar, etc. Así que cuando llegó el día B, nos pudimos relajar, porque ya teníamos la faena hecha y nos fiábamos al 100% de los proveedores que habíamos escogido.
Nos levantamos bien pronto por la mañana, mi marido fue a casa de sus padres a arreglarse y en mi casa nos arreglamos yo, mi madre, mi cuñada y mi suegra, mientras nuestra hija correteaba entre brochas y vestidos preciosos. ¡Las estilistas nos dejaron a todas guapísimas!
A las 10 llegó el fotógrafo y vino mi padre con el ramo precioso de orquídeas granates y calas blancas, justo a tiempo para empezar el reportaje de fotos. Un poco más tarde, sobre y media, pasó mi marido a buscar a su madre y a nuestra niña (¡sin subir, por supuesto!) para ir hacia el restaurante y poder recibir a los invitados. A las 11 salíamos mi madre y yo, con mi padre, en un coche de alquiler con chófer… ¡Un Tesla! ¡La envidia que le di a mi marido!
Seguir leyendo »Hicimos la ceremonia en el mismo restaurante. Mi marido entró por el pasillo con la música de James Bond, como un gentleman, con su madre y yo junto a mi padre (creo que estaba él más nervioso que yo) con la canción 'A thousand years' de Christina Perri. El ceremoniante contó nuestra historia de manera divertida y emotiva, y luego hicimos la ceremonia del hilo rojo del destino, nos leímos nuestros propios votos, y nos pusimos los anillos. Evidentemente, los anillos nos los trajo nuestra hija de 15 meses, con la BSO de El Hobbit sonando de fondo. Después del 'sí, quiero' y el beso de rigor, salimos a través de un pasillo rodeados por nuestra familia y amigos, que nos tiraron pétalos de rosa blancos y rojos.
Y, como todas las parejas de amigos casados nos habían predicho, no probamos prácticamente nada del pica pica. Nos fuimos a hacer la sesión de fotos, apartados de las miradas indiscretas, y luego las fotos de grupo de rigor. Cuando acabamos, entraron todos al salón para la comida principal. Para la decoración nos inspiramos en la cultura japonesa y en los colores granate y blanco. Entramos al salón, con gafas de sol y sombrero, al son de 'Funk it up'. ¡La gente no se lo esperaba! La comida estaba exquisita y disfrutamos paseando entre las mesas, hablando con todos, haciéndonos selfies… Después del pastel les dimos la figurita del pastel a los abuelos de mi marido, a nuestros padres les regalamos un marco doble con una foto nuestra y una carta personalizada, y el ramo fue para mi mejor amiga.
¡Y en el momento de la discoteca, se nos ocurrió montar un karaoke con un grupo en directo! Y de mientras teníamos un photocall en forma de espejo, donde los invitados podían ponerse máscaras de los Avengers o de Star Wars y hacerse fotos. ¡Cada detallito es un recuerdo inolvidable! ¡Volveríamos a casarnos así mil veces más!
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