La boda de Jonathan y Nazaret en El Bruc, Barcelona
Al aire libre Verano Morado 4 profesionales
J&N
27 Jul, 2019El día de nuestra boda
El día de mi boda fue el mejor. Sin duda, un día inolvidable lleno de emociones sin quitar que mientras me peinaban y pintaban estaba cayendo una lluvia y rayos que yo pensaba que no me podía casar de lo que caía. Afortunadamente, escampó y salió el sol a la hora de la ceremonia, que la pudimos hacer en el exterior (nunca imaginé que me alegraría de sudar). Tuvimos una ceremonia súper bonita. Mi hermana y prima de mi marido (qué raro suena decir marido), nos dedicaron unas palabras con las que obviamente acabamos llorando los dos.
Cuando el juez ya comenzó oficialmente con la ceremonia de que si nos aceptamos y esas cosas, en ese momento fue cuando me puse nerviosa ya que a mi futuro marido no le entraba la alianza. Parecía que había engordado. Al final la alianza entró y por fin era el momento del beso. ¡Después de casi un día y medio sin vernos era hora de besarnos! En cuanto nos besamos y la gente empezó a decir “viva los novios” un repelús entró en mi cuerpo, una tranquilidad y unas ganas de seguir con el día. Después de la ceremonia fuimos a hacernos las fotos. Como todos sabemos, acabamos con tortícolis en el cuello de tanto "mírame a mí, mírale a él, mira al ramo, dad un beso". Vamos, lo típico de las fotografías.
Seguir leyendo »Por fin se acaban las fotos y es hora del pica pica. A comer que íbamos los dos, pero imposible comer ya que los invitados quieren pasar tiempo con nosotros. Total, sin comer nada desde hacía mucho, mucho tiempo nos pusimos con los invitados a estar con ellos. Cuando pasó un rato hubo que volver a hacer fotos con los invitados. Total, a volver a posar con la sonrisa que ya temblaba. Cuando acabaron las fotos con la familia, hora de entrar al salón. Una vuelve a pensar “por fin, a comer”, pero va a ser que no porque con los nervios no te entra ni un trozo de carne. Lo único que entra es el sorbete.
Después de la comida vino la tarta. ¡Oh, dios! La tarta era gigante y nos subimos por detrás… ¡Qué bonito! Me encantó. Era un momento único e inolvidable. La familia tenía un vídeo preparado para nosotros con fotos de cuando éramos pequeños. ¡Qué locura, cómo llore y lloré! Pero ahora venía lo bueno, la hora de entregar la liga. ¿A quién iba a ser? ¡Pues al soltero de oro mi hermano! Qué momentazo. Mi marido le hizo un estriptis buenísimo para que al final la tuviera yo. Y bueno, la hora de los detalles a los invitados, un royo porque tienes que estar pendiente de no dejarte a nadie porque la gente se mueve para arriba y abajo y una se vuelve loca.
A los padres se le hizo un regalo diferente con un marco de fotos, su botella y el puro, y a las madres un marco de fotos con una rosa y luego un ramo de flores de jabón súper chulo. Una vez acabado los regalitos vino el pedazo de baile que teníamos sin ensañar. Lo típico que preparas todo, pero del baile ni te acuerdas. Total, salimos de ello bailando algo bien o coronado, pero lo que de verdad nos ayudó fueron los fuegos artificiales que se encendieron cuando me levantó por los aires el novio. ¡Precioso! Y a partir de aquí la discoteca, que la disfruté como nunca, igual que el photocall. Ese momento fue nuestro para disfrutar y no pensar en nada más de la boda.
La boda empezó a las 16:00 y acabó a las 05:00 de la mañana. Una locura y un dolor de pies que cuando se acabó todo no fui capaz de ir a la habilidad solo me tuvo que llevar mi marido cogida porque no podía andar. Pero, la verdad, encantada con mi boda. Encantada con todos los servicios y familiares. ¡Enamorada de mi marido y de mi boda, para mí la mejor boda del mundo!
Servicios y Profesionales de la Boda de Jonathan y Nazaret
Otros Proveedores
Otras bodas en Hotel Bruc - Montbruc
Ver todas
Otras bodas en Barcelona
Ver todas
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario