La boda de Javier y Fanny en Riba-roja De Túria, Valencia
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J&F
28 Abr, 2018El día de nuestra boda
Me gustaría decir que el día fue perfecto. Que no estuve nerviosa, que la gente se portó fenomenal, que todo salió a la perfección... Pero creo que los que me estéis leyendo necesitaréis ver que, pese a que no todo salió perfecto, ¡lo disfrutamos igual!
La semana empezó mirando cada 15 minutos la previsión del tiempo... Obsesión que le entró a una.
Además la gente no "regalaba" y nos veíamos que íbamos a tener que sacar los ahorrillos para pagarlo todo, cuando lo teníamos guardado para los gastos del viaje.
Quisimos hacer muchísimas cosas personales para la boda y nos quitaban todo el tiempo y energías... Baile diferente en plan "lucha", todos los carteles de la boda personalizados, montar todos los conos donde nos tirarían los pompones, regalos personalizados para algunos de los invitados, juegos en las mesas para la espera y entretenimiento entre los platos, seating temático, caja de sushi hecha por nosotros para los peques, preparar y montar el candy bar, montar también el photocall tematizado, preparar nuestra casa para los invitados de fuera...
Seguir leyendo »Vamos, un sinvivir, así que al día de la boda llegamos bastante cansados, la verdad.
El día de la boda para mí no empezó del todo mal... Tranquila, desayunando por ahí con mi madre, recibiendo llamadas de felicitación... Pero se fue torciendo cuando mi novio me llamó con un par de problemillas en la masía, el florista con unos cambios de última hora, cuando tuve problemas con el cancán y me agobiaba el vestido o cuando empezó a llover media hora antes de la ceremonia... Como si no hubiera mañana.
Me puse algo nerviosa... Con la casa llena de gente, el coche que no llegaba, el autobús de los invitados que no paraba donde tocaba... Pero, ¿la verdad? Lo repetiría todo igual.
Aunque no pudimos hacer la ceremonia donde queríamos, el cóctel no fue en el exterior, y tuve que cambiarme el vestido por mi "plan B" antes de hora... El cariño e ilusión de todos los invitados, las risas de la gente con los juegos, lo a gusto que cenaron todos, lo que les gustó la ambientación, lo que se vinieron arriba (bueno... Nos vinimos arriba) con la barra libre... Todo eso gente, no tiene precio.
Fue un faenón hacerlo todo, y reconozco que en momentos me enfadé mucho con AEMET o habría matado a alguien con los nervios... Pero pase lo que pase hay que disfrutarlo, porque lo importante no es que todo salga tal como te habías imaginado, sino que disfrutes cada momento y con cada persona porque lo digo de verdad, ese día acaba siendo mejor de lo que jamás imaginaste.
P.D.: Y por supuesto el viaje de después, ¡viene de lujo! Desconectar así de todo debería ser obligado por ley.
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