La boda de Gema y Diego en Madrid, Madrid
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G&D
15 Mar, 2014El día de nuestra boda
Fue un día genial. Yo no quería casarme a lo grande, quería una ceremonia sencillita, con la familia más allegada y sin florituras. Y empiezas a invitar y a invitar y a invitar y se te va de las manos. Al final fuimos 150 (pequeñísima para algunos, inmensa para otros).
Lo mejor son los preparativos, la ilusión con la que buscas, comparas, cómo disfrutas imaginando lo que será ese día. Y sin embargo, la realidad superó, en nuestro caso, a la imaginación.
Hemos preparado todo en un tiempo récord. Le pedí matrimonio (sí, fui yo la que se lo pidió) a finales de septiembre (en Thailandia, ¡ay! qué bonito) y el 15 de marzo estábamos casados.
El comienzo fue difícil: todo el mundo nos decía que llegábamos tarde a todo (de hecho siempre nos preguntaban si nos casábamos en marzo del 2015) pero después del caos inicial, llegó un remanso de paz hasta aproximadamente un mes antes, cuando había que cerrar todos los “flequitos” que quedaban sueltos.
Si en algo han coincidido todos los invitados es en que la boda fue "muy nuestra". No sé muy bien a qué se refieren, supongo que a los pequeños detalles que la hicieron diferente, especial y nuestra. La decoración, los regalos, los detalles, la música en cada momento, los acertijos, el discurso, el color morado, los meseros, el baile, etc.
Seguir leyendo »Lo que más me trajo de cabeza fue la peluquería. La prueba de peinado y maquillaje en mi peluquería de toda la vida fue un auténtico desastre, y encima me cobraron 100€ por ella. Lo malo no fue que saliera mal, sino que siendo mi peluquería de toda la vida, intentaran convencerme de que estaba guapísima y me quedaba genial. El trato que yo habría esperado es que hubiera salido de ellos que me la repetían, una disculpa, no sé, un algo.
Así que a menos de un mes de la celebración, ¡no tenía peluquería! Mi madre paseó por el barrio, contando mis penurias por todas partes, y encontramos una peluquería donde (por pena creo que más que por otra cosa) me hacían prueba de peinado y maquillaje gratis.
Y no pude alegrarme más de que en mi peluquería me hubieran dejado tan mal. La peluquería en cuestión (Belplan Spa Day) una maravilla. Un trato fantástico, una paciencia infinita y un peinado y un maquillaje que eran "súper yo" (que no soliendo llevar maquillaje nunca, ¡es muy difícil!).
Y llegó el tan ansiado día, ¡un día espectacular! Un sol radiante y un día que brillaba ya por sí solo.
La boda era a las 12:30 de la mañana así que fuimos corriendo de un lado para otro. El rato en la peluquería súper ameno y súper divertido, y nos supieron relajar un montón (a mi madre y a mi).
Fotos en casa a la carrera (no tengo foto con mis padres y el novio, pero Dani me ha hecho un súper montaje de photoshop).
Yo la verdad es que estuve súper tranquila todo el rato, hasta que llegué al restaurante (celebramos la boda en el restaurante) cuando vi que todo el mundo estaba al calorcito del sol charlando animadamente en la calle, ¡en el jardín! Yo llamaba a mi hermano y le decía que por favor fuera entrando la gente, que tenía que salir la novia, pero se ve que estaban muy a gusto, y no se movían de allí. Y yo mientras en el coche, con un calor de justicia, sin moverme para no arrugarlo. Costó, pero al final la gente entró en el restaurante y la mayoría se sentó.
Entonces salí con mi padre (al que en ese momento el traje se le quedó pequeño del orgullo que llevaba dentro) y nos acercamos a la entrada. Comenzó entonces a sonar “I don't want to miss a thing” de Aerosmith. Con la primera nota, y viendo a mi futuro al final de la alfombra, me emocioné una barbaridad. Ahora escucho la canción y se me ponen los pelos de punta, porque me transporta a ese segundo de explosión de emociones.
La ceremonia, no es que fuera la nuestra, pero fue preciosa. Hicimos la ceremonia de la arena (nuestro maestro de ceremonias fue el tío de Diego, que lo hizo genial) con la canción de "Concerning Hobbits". Leyeron un par de amigos (me dieron la sorpresa y leyó alguna amiga más) y otra amiga nos hizo la ceremonia de la rosa.
La salida con el arroz y "The Power of Love" de fondo, fue divertidísima (mi padre se pasó semanas haciendo arroz de colores) y un presagio del agobio que iban a generar los primeros momentos del día.
El cocktail, por lo visto, estuvo muy bien, aunque yo no me enteré de nada, entre besos, fotos, fotos y besos. Yo lo único que recuerdo es que tenía mucha hambre y todo el rato iba de acá para allá diciendo "estáis matando a la novia de hambre".
El banquete precioso, rico, divertido. Cada mesa fue decorada con una foto nuestra de algún viaje (fue muy difícil encontrar fotos donde estuviéramos los dos juntos y se viera dónde estábamos) y el salón decorado en tonos morados, que, sin duda, fue el color de la boda. A cada comensal le dejamos un acertijo, para que no se aburrieran.
Entramos con la canción de "Hecho con tus sueños" de Efecto Pasillo y Leire, bailando y haciendo el tonto.
Durante la ceremonia hubo momentos muy emotivos, como cuando leí un discurso para dar las gracias a todos y sobre todo a mis abuelos que me faltan y a los que extrañé inmensamente, entrega de regalitos a padres y hermanos (a los padres un reloj, a las madres un conjunto de Swarovski y a los hermanos unos relojes de sol como el de Tico el de Willy Fog), un regalo que me hizo Diego de un montaje de una foto, la entrega del ramo corriendo por toda la sala, la tarta, etc. Cada momento fue acompañado de una canción especial elegida cuidadosamente por nosotros.
El restaurante (Pabellón Ondarreta) espectacular: el trato, la comida, el lugar, el servicio, etc. sólo tengo las mejores palabras para ellos.
Y el baile, ¡qué divertido! No pudimos apenas ensayar, queríamos dar clases y no tuvimos tiempo, pero sin embargo fue divertidísimo. Hicimos un mix de: “The time of my life” (Dirty Dancing), “You're the one that I want” (Grease), “Dancing Queen” (ABBA), “BSO Pulp fiction”, “Ama, Ama y ensancha el Alma” (Extremoduro), “El roce de tu piel” (Platero y tú), “El gato López” (Ska-p) y cierre con Dirty Dancing otra vez. ¡8 minutos de baile! ¡Yo pensé morir! pero fue tan divertido…
Y luego el “despiporre”. Pusimos un carrito lleno de gominolas y patatas y volaron literal. Pusimos piruletas de corazón que a la gente les encantaron. Y mis amigas nos regalaron unas chapas con mensajes divertidos que no os podéis imaginar cómo triunfaron.
En resumen, un día, perfecto. Y las fotografías que nos hicieron lo describen a la perfección, porque en el 50% salgo riéndome a carcajadas y en el otro 50 llorando de emoción.
Un consejo, disfrutad del día, que pasa volando y no te enteras, pero sobre todo disfrutad de la preparación y de cada sencillo detalle.
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