La boda de Álex y Lorena en O Ferreira (Valadouro (Santa Maria), Lugo
Elegantes Verano Blanco 4 profesionales
Á&L
08 Ago, 2015El día de nuestra boda
Hola a todos y a todos.
Como le pasa a la mayoría, el día de nuestra boda ha sido el mejor día de nuestras vidas. Nosotros nos hemos casado el día 08/08/2015,a las 13:00, en un pueblecito de la provincia de Lugo que se llama Ferreira de O Valadouro, en la iglesia de Santa Cruz, situada en la parroquia que lleva el mismo nombre. Y el convite se celebró en otro pueblo de la misma provincia llamado Viveiro. Mi ya marido es de Sevilla, por lo que parte de los invitados eran de allí, así que el día anterior hicimos una especie de preboda con toda la gente joven que había viajado hasta Lugo para asistir a nuestro enlace. Gente de todas partes de España: Sevilla, Madrid, Coruña, Valladolid, Toledo, Badajoz, hasta de Francia, y como no también de la provincia de Lugo.
Cenamos todos juntos, unas 30 personas, en un restaurante de la zona, y luego nos fuimos a tomar unas copas todos juntos. Como al día siguiente era nuestro gran día, tuvimos que recogernos antes que el resto de invitados, ya que, por lo menos yo, tenía que madrugar. A las 03:30 de la madrugada pude meterme en la cama, pero con los nervios era imposible dormir. Esa noche cada uno durmió con sus padres, yo en casa de mis padres, y él en un apartamento que alquilaron los suyos.
Seguir leyendo »A las 07:30 de la mañana del día de la boda sonó mi despertador, y corriendo me pegué una ducha y fui hacia la peluquería, recogiendo antes a mi suegra, ya que iríamos a la misma. Estando en la peluquería cayó el diluvio universal, y me puse cada vez más nerviosa, ya que no me gustaría que ese día nos lloviese.
Mientras me peinaban y maquillaban no paraban de llegarme mensajes de felicitaciones al móvil, de amigos que no pudieron asistir, y de compañeros de trabajo que se acordaron de mí ese día. Cada vez que leía uno me echaba a llorar, así que mi peluquera me recomendó que dejase el móvil a un lado y me centrase en mí, en mi día, y en todo lo bueno que pasaría a partir de salir de mi casa, hasta que volviese a ella. Mientras terminaban de arreglarme recibí la visita de una tía mía, hermana de mi madre, que para mí es como una madre. Nos fundimos en un gran abrazo y nos echamos a llorar, sobraban las palabras.
Llegué a mi casa a las 11:30 de la mañana aproximadamente, y los muñecos de la tarta aún no habían llegado; más nervios encima. Mi hermano había recogido el coche de la floristería y también mi ramo, precioso, por cierto. Me dijo que al ver el coche, lo bonito que estaba, se puso a llorar como un niño pequeño.
Llevaba como unos 15 minutos en casa cuando llegaron los fotógrafos, y yo en vaqueros, jeje. Mi madre aún no había vuelto de la peluquería, por lo que no podía empezar a vestirme. Esperamos a que llegase, y mientras coloqué todos los complementos que llevaría encima de mi cama, para que pudiesen inmortalizarlos y tenerlos fotografiados como recuerdo. Mientras me vestía me sentía como una princesa. Me ayudaron mi madre y mi amiga Eva, esta última se emocionó muchísimo al vivir ese momento a mi lado. Después de fotos mientras me vestía y que viniese la peluquera a ponerme el velo, bajé las escaleras para tomar rumbo a la iglesia.
Sonó el teléfono y era Álex, mi marido. Estaba muy nervioso porque mi primo no lo había recogido aún para ir a la iglesia, y quería saber dónde estaba, creía que iba a llegar tarde jaja.
Era la hora de salir hacia la iglesia. Mi hermano nos llevaba a mi padre y a mí en el coche de mi padre. A mitad de camino tuvimos que volver a casa a buscar la botella de champán con la que brindaríamos de camino al restaurante. Llegamos a la iglesia a las 13:30. Había muchísima gente fuera esperándome. Iba sonando una canción de Juan Luis Guerra, "Burbujas de amor", que simboliza mucho para nosotros, ya que es la música que suena en un DVD de nuestro primer viaje juntos que fue a Punta Cana.
Mi padre me ayuda a bajarme del coche, y mi madre me coloca la cola de mi vestido para poder subir las escaleras que me llevarán a una alfombra roja que guiará mi camino hacia el altar. Delante de mí entran nuestros testigos, ocho parejas de amigos y familiares a los que queríamos darles un lugar especial. Seguidos de éstos irían nuestras niñas de arras, preciosas, cogidas de la mano. Y por último, mi padre y yo caminando al son del Canon de Pachelbel. En el altar esperaba impaciente Álex, después de pegarse todo el camino hacia la iglesia llorando, ya que se me ocurrió la genial idea de escribirle una carta de agradecimiento y amor para que leyese antes de la boda.
Fue una ceremonia muy emotiva, llena de palabras de cariño de dos familiares de Álex. Uno de ellos nos conoce a los dos bastante bien y nos hizo recordar muchos momentos vividos. Terminada la ceremonia, empiezan las fotos en la iglesia con familiares y todos los amigos de ambos.
Cuando nos disponíamos a salir, mi suegra y su hermano quisieron que le cantáramos la Salve Rociera a una virgen que había en la iglesia. No era una Salve cualquiera, sino la Salve Rociera de la Hermandad del Rocío de Triana, a la cual le tienen mucho aprecio, y de la que son hermanos miembros de la familia de Álex.
Nos disponemos a salir de la iglesia, y a la salida nos espera una grata sorpresa, dos gaitas sonando para amenizar nuestro recorrido hasta el coche que nos llevaría al restaurante. Esta sorpresa fue un regalo de una familia muy amigos de mis padres, a los que les tengo muchísimo cariño.
Recorrimos la alfombra roja hacia el coche entre una lluvia de pétalos, confeti, arroz, y pompas de jabón. La verdad es que alguno que otro se pasó un poquito con la fuerza tirando arroz, jej, pero aun así fue muy bonito.
Nos hicimos un par de fotos detrás de la iglesia, brindamos con champán con los fotógrafos y con mi hermano y nos subimos al coche para dirigirnos al restaurante.
Al llegar al restaurante todo el mundo se encontraba tomando un aperitivo y esperándonos. Álex se tomó una cerveza, y yo un vermut mezclado, lo recuerdo como si fuese ayer mismo jaja. Mandaron entrar a todos los invitados para que pudiésemos realizar nuestra entrada al salón y brindar con todos los comensales.
Entramos en el salón a ritmo de “Uptown Funk” de Mark Ronson, una canción elegida por mí, ya que me transmite muy buen rollito y mucha marcha, jeje. Bailando nos dirigimos hacia el centro de la pista de baile, donde nos esperaba un camarero con nuestras copas para realizar el primer brindis con todos nuestros amigos y familiares. El brindis lo realizamos con unas copas muy especiales que fueron parte de un regalo recibido.
Nos disponíamos a sentarnos a empezar a comer cuando reclaman nuestra presencia delante de una pantalla enorme. Era una sorpresa de mis suegros, un recuerdo de toda nuestra vida desde nuestra infancia hasta la actualidad a modo de vídeo musical.
Ya empezamos a comer y pensando que se habían terminado las sorpresas, entre el primer y el segundo plato, mi marido decide proyectar unos videos, grabados por él, de agradecimiento hacia sus padres, mis padres, mi hermano y como no hacia mi persona. Fué un momento muy emotivo, lloramos todos como niños.
Hubo piques entre gallegos y andaluces, cantados y bailados, entre sevillistas y béticos.... Fué una comida muy entretenida jejeje.
Por fin podemos ponernos a comer hasta que llega el momento de entregar unos regalos que teníamos para nuestros padres y para mi hermano. A nuestras madres les regalamos unos ramos de flores preciosos, a nuestros padres un marco de fotos con una foto familiar de cada familia y a mi hermano una composición de fotos desde que éramos pequeños hasta el día d hoy. Como yo no tenía fuerzas para dedicarles unas palabras a mi familia decidí la noche anterior escribirles unas palabras las cuales les leí a la vez que les entregábamos los regalos.
Y llegó la hora de entregar el ramo...... Fué, para mi uno de los momentos más emotivos del día. El ramo se lo entregué a ritmo de Marry you de Bruno Mars a una persona muy especial para mí que cuidó de otra persona, más especial aún si cabe, en sus útlimos días, y que en la actualidad sigue cuidando de otra aún más especial ya que la quiero como a una madre.
Repartimos todos los regalos que teníamos para los invitados, puros para los hombres que repartió mi marido con la ayuda de un gran amigo suyo, alfileres con la cara de una flamenca para las mujeres, y para ambos una taza de queimada con nuestros nombres y y la fecha de nuestro enlace ya que teníamos preparada una queimada para hacer. Cuando entró el brujo que iba a hacer la queimada me llevé una gran sorpresa ya que era el mismo que hizo la queimada en mi comunión. Yo no lo sabía, pensaba que iba a ser otra persona pero fué sorpresa de mis padres.
Tomamos el postre, queimada y cafés y llegó el momento de abrir el baile. Estábamos muy nerviosos con miedo a que no saliese la coreografía que llevábamos meses ensayando. Nuestro baile fué una bachata de Luis Miguel del Amargue y Chayanne "Me enamoré de ti" seguido de un ratito de pasodoble llamado "Ópera flamenca" y terminando con una rumba de Rosario Flores "Tu boca". Yo creo que nos salió perfecto y lo disfrutamos muchisimo.
Comienza la barra libre en la que nuestro DJ nos formó un espectáculo por todo lo alto, con coreografías y todo, un concurso mini Furor entre chicas y chicos, que ganamos las chicas por supuesto jajaja. Mi marido se marcó un baile a lo Michael Jackson de alucine y que mala suerte que nadie grabó ese momento. Teníamos un fotomatón que hacía vídeos y fotos, aunque los vídeos brillaron por su ausencia. Sacabas cuatro fotos como en un fotomatón cualquiera y te salían dos copias de la tira de cuatro fotos, una era para la gente que se hacía la foto y otra para dejar en un libro de firmas que habia al lado como recuerdo para nostros. Hubo momento el momento de la liga. La liga que llevé durante todo el día, se la regalé a mi prima, para que en abril la pueda llevar en su boda. Luego me puse otras tres ligas, que entregué. Mejor dicho, mi marido me las sacó y se las puso a mi cuñada y a dos buenas amigas mías. Parecía que no paraban de salir ligas de debajo de mi vestido, jaja.
Se acaba la barra libre y seguimos con ganas de fiesta, así que nos subimos al autobús y nos vamos a un pueblo en el que había una fiesta popular llamada Maruxaina en San Ciprián. Una vez allí y pasada una hora, ya no podía aguantar más y decidí que era el momento de volver al hotel para dormir. Mis padres con nosotros de fiesta, y fueron los que nos llevaron a dormir, jeje. Llegamos al hotel y nos quedamos fuera una hora más, ya que faltaba mi hermano, mi padre y mi cuñada, ya que iban en taxi. Nos quedamos todos a pasar la noche en el hotel donde se celebró el banquete, hasta el día siguiente que amanecimos bastante temprano.
Si tengo que describir ese día brevemente, diría que ha sido un día inolvidable y grabado en mi retina para el resto de mi vida.
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