Tierra de legendarias tradiciones, Pamplona se ha convertido a lo largo del tiempo en un punto de la geografía española con gran prestigio internacional. Extendiéndose a ambas orillas del río Arga, y bañada por algunos afluentes como Elorz y Sadar, esta localidad navarrense hace gala de un verde cegador y de un patrimonio envidiable que se convierten en dos de los grandes atractivos de la zona.
A todo esto, se suma la destacada gastronomía con la que cuenta la ciudad. El uso de los productos locales y la marcada influencia del recetario tradicional son las causas que justifican el sabor de antaño que impregna todos sus platos. Aun así, abiertos a la modernidad, muchos de sus restaurantes han apostado por la innovación y han fusionado lo mejor de las dos vertientes con el fin de convertir sus manjares en todo un acontecimiento social y ponerse en el punto de mira de la alta cocina.
Dentro de su recinto amurallado, lleno de parques y jardines, se encuentran algunos de los mejores enclaves para celebrar una boda marcada por el estilo clásico y la esencia de los paisajes pamploneses. El Camino de Santiago y San Fermín han dejado una importante huella en todos ellos. En la antigüedad, tres poblaciones conocidas como Los Burgos de Pamplona daban vida a esta ciudad.
En la actualidad es uno de ellos, La Navarrería, el que acoge gran parte de la oferta de restaurantes. Refugiados en la plaza del Castillo, a la sombra del Palacio de Congresos o junto a la Catedral Metropolitana, aguardan para sorprenderos con su indiscutible calidad.